René Dávila - Blog

viernes 30 diciembre 2011

El año que vivimos en la calle

Hay cosas que escapan a casi todos. Muchos fueron sorprendidos por el poderoso movimiento social por la educación, que en su mejor momento abarco a todos los protagonistas: estudiantes, académicos, profesores, familias.

Se podrá hablar mucho de todo esto, pero lo que es evidente es que muchos chilenos tomaron conciencia de que el estado de las cosas es grave, que no hay limites seguros frente al abuso, el engaño, el robo, y el desprecio que los dueños del país y sus servidores llevan tanto tiempo ejerciendo.

También es cierto que hay cosas que no tienen marcha atrás; si descubrimos que se han estado burlando de nuestra buena fe, de nuestra buena voluntad, de nuestro enternecedor patriotismo inducido, de las cosas en que creemos, de las ilusiones... después es muy difícil que nos vendan la misma pomada; no es imposible, es cierto. El sistema es astuto y tiene muchas cartas sucias bajo la manga, cuenta con sus enormes medios propios, con la mala memoria y con los pusilánimes, con los que quisieran creer y creen que creen, para poder vivir sus entelequias, soñando que tal vez se reconstruya ese momento ideal en que todo iba bien. Los señores sabían lo que hacían, si nos portábamos bien, si éramos dóciles, bien educados, y no andábamos con ideas excesivas y memorias persistentes, tendríamos nuestro pequeño lugar en el orden de la patria, en esa patria que crecía cada día, que era mas y mas respetada en el mundo, especialmente por eso que llaman con un cierto temblor reverente de la papada "los mercados"

Años y años que saltamos felices al basurero ordenadito, que vemos pasar a los señores de negro, desde lejos; ocupados ellos en los asuntos superiores. Hasta que alguien grita que los señores de negro, respetables en su mundo de instituciones que funcionan, no son mas que una banda de forajidos crueles y sin alma. Y esta vez no es el loco del pueblo quien lo dice, son unos jóvenes serios y estudiosos.

Bueno, gracias; por la alegría, las esperanzas, por tantos jóvenes encanecidos que sienten en el fondo de los huesos, de la memoria y de los ojos, que al final de los finales no pudieron matarlo todo, no pudieron vender comprar y corromperlo todo, no pudieron domesticarnos completamente, que aquí y allá están los que irán pasando la voz.

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En la ex república de Chile, cada 19 de Septiembre se realiza la Gran Parada Militar en la que desfilan el ejercito, la armada de guerra, la aviación militar y la policía militarizada. Desde hace 4 años se realiza una CONTRA PARADA MILITAR.

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lunes 19 diciembre 2011

En el país de las flores de papel



Corrían los años 60. Frente a la eventualidad de entrar al Liceo de Hombres en Antofagasta, después de mis animados años en el liceo (mixto) Juan Antonio Ríos en Quinta Normal, decidí que daría examen como alumno libre al finalizar el año y dedicaría mi tiempo a las cosas que realmente me interesaban.

Era un adolescente flacuchento, pequeño y esmirriado; a pesar de mi aspecto de niño tenía una voz fuerte y ronca, resultado de lo mucho que fumaba y mis pulmones aymaras. Asistía a la escuela de Arte de la Universidad de Chile como alumno libre del taller de grabado en madera y pasaba mucho tiempo en el local del Partido, sobre todo en la imprenta, donde ayudaba y aprendía de todo, manejar la prensa, componer con tipos, la vida, el honor, la fraternidad. Viajaba a la pampa, a las oficinas salitreras; al altiplano, San Pedro y Toconao eran unos pueblos sin electricidad en las noches y unos cielos sin observatorios.

Participaba en un grupo de poetas jóvenes, tomaba mucho café y tenía una novia mayor que yo. Así fue como encontré a Guillermo Ross-Murray Lay Kim, quién a pesar de su nombre imponente era mas o menos tan flaco como yo y, peor aun, tenia una manera de hablar suave y modulada, muy en concordordancia con lo que escribía. Era el mejor y mas serio de nosotros, lejos de nuestras tremebúndicas diatribas y manifiestos, Guillermo ponía la fuerza de su poesía que era todo menos delicada y frágil.

Estaba terminando la carrera de profesor de Castellano y vivía modestamente con su madre, a quien trataba con una delicadeza mezclada de respeto y profundo afecto que me impresionaba.

Eramos amigos. Todos los días nos encontrábamos en un café de la calle principal y hablábamos sin fin sobre todo: el arte, la poesía la revolución y el amor, que, en orden diferente, eran la preocupación común de todos esos jóvenes del siglo XX que nos cruzamos en esa ciudad del Norte de Chile.

No recuerdo cuando fue la ultima vez que nos vimos. Ya estaba terminando la década y partí.



Diciembre 2010. Preparaba viaje a Bolivia. Quería partir antes de las fiestas de fin de año, para evitar la agitación comercial y las alzas del transporte terrestre. Era la ocasión de ir a Iquique y encontrarme con Guillermo; durante todos estos años hemos sabido los unos de los otros, algunos nos hemos encontrado en distintos lugares, hemos sabido cosas dispersas, todo un poco fragmentario y siempre un poco estrafalario o extraordinario… en fin. Como cuando Ana María fue a Iquique desde Santiago a poner flores en la tumba de Guillermo. El funcionario del cementerio a quien preguntó la mando a la biblioteca donde estaba el poeta, no solo perfectamente viviente sino con un aspecto casi idéntico al que tenia entonces… tal vez una vida de decencia, y consecuencia, mas el clima del Norte ayudan.

Yo sabía que Guillermo estaba en Iquique, su ciudad natal, que seguía escribiendo y que tenia un merecido reconocimiento como poeta, como intelectual y ser humano.

Llegué con atraso, ya era de noche y no conocía la ciudad. Me fui caminando hacia el centro, lo atravesé y termine en un hotel barato. Al amanecer sentí esa mezcla de aire marino y desértico que recordaba de Antofagasta, Tocopilla o Mejillones. Fui al terminal de buses para averiguar como seguir viaje a Oruro, compre un pasaje para el día siguiente en la mañana, era la única posibilidad, lo que alteraba mi plan de seguir viaje inmediatamente hacia Sucre.



Después fui a preparar mi equipaje, y después de comer un sandwich me fui caminando hacia el sector histórico del puerto. En el Teatro Municipal me informaron que Guillermo trabajaba en el Museo Regional, en la hemeroteca, a unas pocas cuadras.

La vieja casona que ocupa el Museo albergó en sus tiempos la intendencia provincial, desde allí salían las ordenes de guerra que terminaron con la vida de miles de trabajadores pampinos en huelga, víctimas de un “conflicto entre privados” que fue sanjado eficazmente por el ejercito del estado chileno.

En un pasillo, detrás de una impresionante puerta, y luego de bajar unos escalones se encuentra la hemeroteca; allí, rodeado de historia, estaba Guillermo. Pasamos buena parte de la tarde conversando, nos contamos pedazos de lo que hemos vivido en estos años, el continua escribiendo, enseñando y trabajando con la memoria. Le pregunto si hace clases en alguna universidad, me dice, sencillamente: “pero si ya no existen las universidades, lo que hay son unos negocios…”



Le pido que me lea algunos poemas. Ya era casi de noche al separarnos, a la mañana siguiente estaba atravesando el desierto hacia el oriente. Cuando salíamos del Museo Guillermo me mostro una colección de los mazos de 25 libras con los cuales los pampinos molían el desierto.



"País de las flores de papel"

Guillermo Ross Murray

Septiembre, 1982. Iquique

"Combo, barreta y martillo,
tierra, viento y soledad,
cerros, desierto y cansancio,
diablos, cuando acabará,
combo, barreta y martillo.


I

Nadie,
y aquellas dos luminarias bíblicas
vigiles sobre el oleaje
veleidoso, fijo de la pampa.

II

Aquí y allá,después, fue la vida:
lunes, martes, noche
tras madrugada, tras meses y lustros
¡pleamar prodigiosa! -
llegaron desde más allá del Mapocho,
desde aquel Chile fornido, lluvioso
y pobre llegaron
enganchados y creyendo en la buenaventura.

III

Torso desnudo: el sol
cae de bruces sobre la pampa.
Afluyen saliva y polvillo,
sudor imperdonable de la tisis.

IV

"Combo, barreta y martillo,"
Entre Zapiga- "echar raíces y Wara.
Dolores; más lejos de Negreiros,
detrás de aquellos cerros-
Ramirez, capaz de chancar toda su mala suerte,
chuzcales y más chuzcales,
lagunas...
"tierra, viento y soledad,"

UN HOMBRE SIN OJOS PERSEGUIDO
POR LAS TRES MARÍAS,

BORRACHO DE FUTURO

V

La vida más simple - aquí y allá - era novela.
Cualquier amorío, ¡pasión a rajo abierto!

VI

Curiosos, reverentes,
por este oleaje unánime, estival, vadeamos
nosotros
(también pretérito del próximo siglo)

este ábaco - ya disperso
y reconocemos,
nos conmueve
un denso resplandor humano,
mítico,
desfallecido,
victorioso?..

VII

Por más que grito, indago, busco,
me acosan
cruces y más cruces de madera y flores de papeles,
¡ningún asomo de alegría!
flores de papeles
papeles
fue la vida: hoy,
ojo mustio,
aniquilado y nadie como una campana seca que se
deshace
suavemente,
empapándose con nueva soledad.

Aquí y allá (ya lo dijeron) "también las cosas
parecerían llorar".

Pero, el silencio,
igual que una bandera.

Arrogante por Yungay
descansaba en Peña Chica. Vertiginosamente febril,
corría
por la Noria
galopaba y soñaría
alojado en Carpas,
con la Carmen

y con un colosal acopiode colpas de caliche,
"cerros, desierto y cansancio,"
UN HOMBRE SIN OJOS, PROTEGIDO
POR LAS TRES MARÍAS,

se detuvo, -¡la muerte escondida en mi tiempo
roto!-
y, quizás, pensaría en Gloria,
enamorándose de Annita,
Iris,
Sara,
Mercedes,
Amelia,
Rosita...
-Busquen, indaguen por mi nombre en la Coruña;
no olviden mi sombra
engullida por el viento: 'no
volveré!

"diablos, cuando acabará,"

cota madorosa;
con lonchera en mano,

UN HOMBRE SIN OJOS

con el galáctico recuerdo de Virginia,
desandaba hacia Jazpampa, ¿dónde vivirás
limeñita?..

Invitaría, entonces,
en Franka,
en Maroussia tomaría en Santa Rita. Se tropiezan
las pisadas: Agua Santa, Progreso, Josefina

Democracia?...
rodando
y rodando - ¡una ficha
más!-
hasta
San José, resurrección, Esperanza,
San Gregorio,

"combo, barreta y martillo."

PROLETARIADO

Y para los niños de aquella familia genovesa, el relato del nono (recién llegado de il Cile - América) se confundía, no encontraban diferencia alguna con aquellos relatos fabulosos, exóticos, contados por Emilio Salgari y Julio Verne:

" Jamás he visto tantas y tantas colizas (sombreros) y la sangre, sangre inatajable que (a la manera evocada después por Neruda) corría calle abajo, corría calle Latorre, la sangre " .

Esa patria mía

Más que la bandera
Más que una canción
Más que los desfiles domingueros...
Mi patria es
mi padre que muy de madrugada
y armado sólo con sus dos
manos
(sin que yo lo sepa)
Marcha y marcha hacia el trabajo
de la pampa.
Mi patria
es la mamá que, durante todo el día
y noche, despliega
su paciencia
su coraje
su amor para nosotros.
Aquel canto sin palabras
ni música
que escuchamos en aquellanoche
negra
negra,
apegados a la tierra,
es
mi patria:
¡Nosotros!

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lunes 12 diciembre 2011

Ayuda Memoria



Desde hace unas semanas se habla en Chile acerca del "Homenaje" que "distinguidos" pinochetistas de civil y en uniforme, rindieron en el Club Providencia, al brigadier Krassnow quien se encuentra condenado a mas de 140 años de prisión por distintos cargos graves que se han podido probar.
Este oscuro personaje fue oficial de la Dina, la policía secreta, servicio de inteligencia y grupo operativo, bajo la autoridad directa de Pinochet.
Las víctimas de los distintos aparatos represivos: muertos bajo la tortura, ejecutados, hechos desaparecer, arrojados al mar, etc son miles de Chilenos. Este esperpéntico acontecimiento, este lúgubre evento social de la temporada fue convocado por el Alcalde de la comuna, un antiguo guardaespaldas de Pinochet, y miembro activo de la DINA: el coronel labbe. Este film documental los menciona, recuerda sus actos y explora el cómo, los abismos morales que acechan a las sociedades, la necesaria vigilancia. Todo esto a través de testimonios ricos, llenos de diferencias y matices, de experiencia humana, de valor, resiliencia, la porfiada humanidad que al final prevalece.

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viernes 10 diciembre 2010

Otra vez Oruro

8 horas desde el mar de Iquique hasta las alturas del altiplano; en un rato mas me atacará el Sorojchi, la puna o mal de las alturas. La huelga de la aduana chilena suspendió el bus que queria tomar; llegué cerca de medianoche y no pude seguir inmediatamente a Sucre donde pensaba aclimatarme. Sucre esta a 2700 metros solamente, un clima templado y agradable, en fin, una manera suave de empezar este viaje.

Al contrario del plan debo buscar un hospedaje en las cercanías del terminal de buses donde aclimatarme a la dura, con un terrible dolor de cabeza y todo tipo de síntomas desagradables, esto agregado a distintas penurias arrastradas desde Chile convierten en pesadilla lo que debería haber sido una tranquila entrada en materia…

Nunca estas cosas son fáciles, me digo mientras la cabeza parece estallar… y así pasan las horas… la única técnica que me convence respecto a el sorojchi es la de los bolivianos que dicen que hay que quedarse quieto y esperar que pase, ellos lo dicen de una manera divertida: “Comer poquito, tomar poquito y dormir solito”.



Despierto al día siguiente, me arrastro a un puesto cercano, compro unas botellas de agua y vuelvo a mi camastro. Pasan las horas y poco a poco se va pasando el dolor o uno se va acostumbrando.

Salgo penosamente y voy a un gran restaurante frente al terminal de buses, esta vació. Pido de comer; un rato después me piden que me cambie de lugar, la enorme sala se llena repentinamente. Me encuentro rodeado de delegados de alguna reunión. Mientras como comienzan los discursos. No preste atención a lo que se hablaba, pero miraba a los contertulios, eran jóvenes y parecían venir de las cercanías de Oruro, tal vez de Huanuni, de Llallagua o Caracollo.

Pensaba en lo difícil que es hablar de Bolivia sin pasar por los lugares comunes, por la suficiencia de los expertos, siempre algo perdidos, o el entusiasmo puro y simple. La mayoría de las personas que me rodeaban, que estaban en lo suyo, participando de algo, eran niños cuando comenzó este ciclo de la historia boliviana y americana. No tenían mas de 10 años para la guerra del Agua, eran aun mas niños cuando se formo el MAS.

Pienso en en esos días terribles del 2003, en cómo, con el aire tenue de los Andes saliendo y entrando de los pulmones, vimos la historia ante nuestros ojos. Nada es facil, nada es explicable en dos o tres frases… hay una inevitable pasada por el cuerpo, como si Bolivia nos obligara a atravesar por la realidad oscura y dolorosa, como diciéndote que mientras no duermas “en las camas duras de tus hermanos” no tienes nada que decir, nada válido que trasmitir, como si todo no fuera, en el fondo, mas que una interminable prueba que aceptas o no, como si quien no es capaz de vivirlo desde lo mas profundo no debiera hablar.

Hace muchos años quise probarlo, llevaba muchas semanas en Buenos Aires, leyendo por horas en cafés tranquilos, paseando sin prisa, dejandome llevar por tardes eternas en barrios que me gustaban… y entonces se me ocurrió subir “Hasta los mas alto” y durante días y días me fui acercando a lo que pensaba que podría entregarme respuestas, revelarme lo que necesitaba entonces, creyendo que podria encontrar en mi las escaramuzas necesarias para poder conciliar ese presente abstracto con todo lo que estaba en el fondo de las retinas, en todo lo que habíamos vivido y lo que se nos venia encima necesariamente.

Así me encontré en un bus que ronroneaba subiendo y subiendo por entre montañas azulozas al Norte de Humahuaca, cada vez mas alto y cada vez mas lejos.


Al día siguiente una tempestad eléctrica se dejó caer durante horas y horas sobre un villorrio boliviano… durante días y días esperé en vano que todo volviera a ser como yo esperaba que las cosas fueran o parecieran.

En el bus que me llevaba de vuelta a Buenos Aires yo filmaba los arboles y había puesto un filtro amarillo al lente, y ese precipitarse hacia el Sur era de alguna manera ir hacia el aire espeso que necesitaba tan urgentemente para poder restablecer algo que se me escapaba desde hacia tanto tiempo.

Por todo esto yo no encuentro Bolivia facilmente, por eso tengo que ganarme ese derecho a hablar y sobre todo a callar, desde la sencillez y la dureza de los que estaban aquí hace tantos miles de años, y que no necesitan de nosotros para nada.



Finalmente partí hacia Sucre en un bus nocturno. Al llegar me fui al barrio del Mercado y tome una pieza austera pero bonita en un hostal barato.

miércoles 13 octubre 2010

Pueblo - nación V/S Estado – nación

Una mañana fría y nublada. En la Plaza Italia comienzan a juntarse los participantes de la marcha que cada año realizan organizaciones indígenas y populares. El 12 de Octubre de 1492 los españoles comenzaron la conquista de América, desde comienzos del siglo 20 ellos mismos promovieron la celebración del “Dia de la Raza”.



En Chile es un día feriado mas. Las ilusiones panamericanistas “estilo años 50” se han reducido a protocolos vacíos. El país esta conmovido con el rescate de los mineros atrapados en el Norte, que se ha convertido en una suerte de reality show que bordea la obscenidad. El sistema mercantil y comunicacional, en los hechos monopólico, se tomó el evento sin vacilar, con empuje y medios ilimitados. En el gobierno se felicitan a cada segundo, “Don” Francisco, el inoxidable e incansable “chileno símbolo” llega a la palestra a santificar la Unidad sagrada de la patria.

Paralelamente a la epopeya de los mineros, que son los que menos han hablado hasta ahora, y si han hablado nada se ha filtrado, se ha desarrollado la huelga de hambre de los prisioneros mapuches. Durante las primeras semanas el bloqueo informativo fue total, perfecto, infranqueable. La última gran huelga de hambre mapuche, hace unos años, fue larguísima y prácticamente ignorada. Asistí entonces a casi todas las manifestaciones en el centro de Santiago durante meses... los mapuches estaban desoladoramente solos en su lucha.



Chile ha cambiado en estos años. En el Otoño del 2005 la larga huelga de hambre no fue apoyada por muchos chilenos, en los años que siguieron varios comuneros fueron heridos o asesinados por agentes del estado que defendían intereses de terratenientes o transnacionales. Tiempos duros, es muy difícil olvidar a un exultante Subsecretario del Interior declarando que el arresto de lo que los servicios de inteligencia llamaban “la cúpula” de la “Coordinadora Arauco – Malleco era “El fin de una Historia”
SANTIAGO.- Tras conocerse la noticia de la detención –esta mañana- de José Huenchunao Mariñán, máximo líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), el subsecretario del Interior, Felipe Harboe, sostuvo que con ella se puso fin a una historia.

"La detención de José Huenchunao pone fin a una historia, donde esta persona estaba prófuga. Los anteriores (líderes) ya han sido detenidos en operativos similares y esta persona está siendo puesta a disposición de los tribunales correspondientes", sostuvo Harboe en La Moneda.

Asegurando en que fue "un trabajo arduo dirigido por el Ministerio Público, y ejecutado por la inteligencia de Carabineros", el subsecretario enfatizó en que "la señal es muy clara: en este país no hay impunidad para cometer delitos".

El Mercurio - Martes 20 de Marzo de 2007

Este dignatario del gobierno de Michelle Bachelet es el mismo que se lució descubriendo y mostrando “Urbi et Orbi” el hallazgo de arsenales terroristas en la Universidad de Santiago, que resultaron ser muestras inocuas de reactivos químicos usados en los laboratorios y machetes de utilera de un grupo de danzas folkloricas.

Para el estado chileno y la cultura oficial lo de los mapuches es una cuestión, un conflicto, un problema, siempre solo mapuche, nunca chileno; en el fondo el problema no es tal, es un conflicto entre el estado y una nación, y si hay un problema es el de una sociedad que no es capaz de asumir que en su interior conviven naciones, culturas y pueblos diferentes, y que deben hacerlo de manera pacifica y justa, que no hay naciones que deban subordinarse o doblegarse.
Para el estado chileno es un problema de obediencia a las leyes, un asunto de orden interior, de peligros que desde siempre han sido resueltos con violencia, al igual que los conflictos sociales.
He escuchado y visto a intelectuales del stablishement ponerse pálidos y sudorosos evocando el peligro de "balcanización" que se cierne sobre el país. No sólo es ridículo, no es pura ignorancia vociferante y mala fe abusiva, es un síntoma de esa intransigencia que es capaz de explicar, justificar y en ultima instancia glorificar cualquier autoritarismo. Es el viejo chovinismo duro de los "pacificadores" de la Araucanía, del belicismo y la violencia social extrema.



Entre lo que cambia está lo que se transforma al interior de la sociedad metropolitana, para los teóricos de la Concertación el asunto era exclusivamente un asunto de tierras, de pobreza, de “integración”; no se les ocurrió que había una dimensión de identidad, de reconocimiento, de dignidad, de cultura; no vieron como surgía en los indígenas una elite educada, una experiencia política, una relato propio, una visión de si mismos. Tampoco divisaron ni de lejos que en América hay un mundo que se mueve, que hay movimientos tectónicos que no se detienen en las imponentes fronteras de nuestra pretendida especificidad.

Lo que tampoco estaba ni esta aun en la agenda de los dueños del país es que esta presión pacifica no es exitosa unicamente por la repercusión internacional y la necesidad de eliminar focos de tensión que dañen el proyecto unitarista. Los adoradores de la transversalidad conservadora no quieren pensar que existan movimientos sociales que puedan perforar la solidez de una estructura basada en lo estanco, en la separación, la disociación. Hay señales que deberian alarmarlos.



Para la “idea unica chilena” la versión conservadora de esa patria homogénea, diferente, blancoide, tirando para blanca, es aplastante. El mito fundador es persistente, incorruptible e indiscutido. Todo lo que se aparta de esa visión es anómalo, desviado, inconcebible. Pero ahora hay mas chilenos que piensan que hay un asunto no resuelto, que si bien el deslucido bicentenario intentó reafirmar el paquete mítico fundacional, hay cosas que no es posible seguir tragándose. Alguien me decía hace un tiempo que así como no es posible gobernar contra un pueblo indefinidamente, tampoco es posible jugárselas sobre la negación de la inteligencia, no somos tontos todo el tiempo. Hoy día, después de tanta ignominia, la idea de que el estado colonial no ha sido desmontado completamente, para decirlo educadamente, es mas escuchada, no es una herejía antipatriótica insoportable. Estamos lejos, muy lejos aun del momento en que estas ideas sean al menos consideradas en el debate público, pero se avanza.



Cada Miércoles en la tarde en estos meses, en la esquina de Ahumada y la Alameda, en el corazón de la ciudad, se reunían los manifestantes para marchar hacia la Plaza de Armas, deteniendose para hacer un acto a mitad de camino, y otro en la plaza. Poco a poco esas manifestaciones se fueron haciendo masivas, siempre llenas de la energía imparable de una cultura en resistencia. Vimos llegar cada vez mas “huincas” a sumarse al movimiento con una suerte de descubrimiento, vimos llegar a burocratas del centro financiero, muchos de ellos con rasgos indígenas, a muchachas que bajo su aspecto moderno y alegre sentían que algo les resonaba, muchos jóvenes, los “compañeros de ruta” de siempre, viejos y nuevos izquierdistas de todo tipo, la mayoría anónimos. Los discursos eran unitarios, amplios, inteligentes y cortos.

Hay mucho que decir, buscar y comprender en estas movilizaciones, en el desenlace de la huelga, en la manera como unos y otros se posicionaron, en lo que viene. Han sido semanas densas; con vidas en peligro, con valentía, y organización el país descubre que los mineros existen y el “sueldo de Chile” es producido por trabajadores; que los mapuches no son unos lejanos terroristas incomprensibles, adoctrinados por malvados guerrilleros extranjeros.



Se que en todo esto hay un microsociologo amateur que se hace pasar por fotógrafo o documentalista, pero una de las armas del conocimiento pasa por la intuición que viene con la observación... paciente, sostenida, abierta. Modestamente, en serio.

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